La obra presenta dos aspectos destacables: por un
lado, su estética y su estilística, a la que se ha dado en llamar Neobarroco; y por el otro, el subgénero
al que pertenece, el Realismo Mágico.
1) Concepto
de Neobarroco
Algunos escritores latinoamericanos del siglo XX
volvieron a utilizar recursos literarios característicos del Barroco del siglo
XVII. El Barroco literario se caracterizó por presentar enumeración extensa,
antítesis, hipérbole, desmesura, adorno, obra dentro de la obra,
proliferación., etc. Estos procedimientos de expresión intentan reflejar la
naturaleza “desmesurada” del continente…
Pero sería interesante preguntarnos ¿la naturaleza del continente es
“desmesurada” en sí misma? ¿O es “desmesurada” en relación con otra cosa que es
“mesurada” o al menos “más mesurada”? ¿Cuál sería esa otra cosa? ¿No será que
hay un ojo, una mirada, que la percibe como tal? ¿De quién es ese ojo, esa
mirada? (lxs dejamos pensando).
Ahora, ilustremos estos elementos estilísticos con
ejemplos extraídos de la obra.
Antítesis:
(…) y un parte del
gobierno (…) anunció la muerte del coronel Aureliano Buendía. Pero dos días
después, un telegrama múltiple que casi le dio alcance al anterior, anunciaba
otra rebelión en los llanos del sur. Así empezó la leyenda de la ubicuidad del
coronel Aureliano Buendía. Informaciones simultáneas y contradictorias lo
declaraban victorioso en Villanueva, derrotado en Guacamayal, demorado por los
indios Motilones, muerto en una aldea de la ciénaga y otra vez sublevado en
Urumita.
Otro ejemplo del uso de antítesis dentro de la obra es
la presentación de parejas de personajes antitéticos:
"En la larga historia de la familia, la
tenaz repetición de los nombres le había permitido sacar conclusiones. Mientras
los Aurelianos eran retraídos, pero de mentalidad lúcida, los José Arcadio eran
impulsivos y emprendedores, pero estaban marcados por un signo trágico."
Hipérbole:
“-Era el tren
más largo que había visto nunca, con casi doscientos vagones de carga y una
locomotora en cada extremo y una tercera en el centro. No llevaba ninguna luz
(…) y se deslizaba a una velocidad nocturna y sigilosa. Encima de los vagones
se veían los bultos oscuros de los soldados con las ametralladoras emplazadas.
(…) –Debían ser como cuatro mil-murmuró -¿Qué? -Los muertos-aclaró él. –Debían
ser todos los que estaban en la estación.”
“-Llovió cuatro
años, once meses y dos días. // -Así fue. Un viernes a las dos de la tarde se
alumbró el mundo con un sol bobo, bermejo y áspero como polvo de ladrillo, y
casi tan fresco como el agua, y no volvió a llover en diez años.”
Espejos: el hombre del Barroco sospecha de la
sustancia, para él todo es apariencia y, por ende, a la hora de hacer arte va a
darle protagonismo a determinados elementos que reproduzcan la realidad en la
apariencia… Si se piensa en el espejo, su función primordial es la de dar una
imagen que no es real, pero que aparenta serlo.
En la obra de García Márquez encontramos este elemento
usado en la construcción de: las personalidades de distintos personajes, sus
nombres, la narración de determinadas escenas, el tratamiento que recibe el
tiempo en la novela, etc.
Obra dentro de la obra: típico procedimiento que aparece en obras
barrocas como Hamlet, de Shakespeare, en El Quijote, de Cervantes y también en
Las Meninas, el famoso cuadro de Velázquez. En Cien años de Soledad la obra que
está dentro de la novela son los pergaminos de Melquíades. Sólo pueden
decodificarse cuando se cumplan los cien años de la estirpe y narran,
justamente, la historia de la familia Buendía, al igual que la novela de García
Márquez. Para decirlo con propiedad, los pergaminos de Melquíades son la obra.
2) Concepto de Realismo Mágico (“no hay que inventar nada: la realidad
latinoamericana es mágica en sí misma” -Alejo Carpentier-)
El realismo
mágico o maravilloso es un estilo narrativo cuya principal característica es la
de ubicar sucesos realistas y prodigiosos al mismo nivel, sin distinción y sin
cambio de tono en el narrador.
Lo irracional
no es asumido con inquietud o miedo por los personajes, ya que recibe el
tratamiento de un elemento integrado en las fuerzas míticas o mágicas de la
naturaleza, fuerzas que se aceptan como posibles en la cultura de dichos
personajes. Los sucesos mágicos o maravillosos están influidos por las mitologías
y relatos tradicionales propios del mestizaje cultural americano: las
culturas indígenas, africanas y europeas. Por eso, el tono de la oralidad
suele tener un peso importante en muchas obras que pertenecen a este género, ya
que es el modo con el cual dichos relatos suelen transmitirse. Por
contrapartida, los personajes están construidos con psicologías de corte
fuertemente realista, y sus vidas transcurren entre hechos verosímiles e
inverosímiles entre los que ellos no hacen ninguna distinción, así como tampoco
el/la narrador/a de la obra literaria que se trate.
El antedicho
mestizaje cultural y la visión que cada una de las culturas en fusión tenían de
las otras fue generando una necesidad de reflejar las complejidades que lo
componían; el realismo mágico es una manifestación artística que intenta
relacionar, imbricar estas distintas percepciones, amalgamadas desde la postura
creativa de cada autor en particular.
Es fundamental
destacar que muchos de los hechos realistas propuestos son ficcionalizaciones
que remiten a sucesos propios de la cultura (mandatos morales y
religiosos, relatos, supersticiones) y la historia latinoamericanas
(revoluciones, guerras de independencia, revueltas obreras, golpes de estado), cuya
magnitud suele alcanzar el límite de lo inverosímil.
En conclusión,
el realismo mágico coloca en un plano de igualdad sucesos de distinta
naturaleza: la ficcionalización de lo
histórico/cultural inverosímil, lo
mítico prodigioso y la ficción
realista. Todos son incluidos sin distinción en la misma categoría de
relato. En consecuencia, el lector se
sumerge en un mundo que no siempre es tan “mágico” o extraordinario como
aparenta, y al que podrá restituir sus categorías en tanto cuente con los
saberes propios de la historia y la cultura abordadas por el relato.
Es importante
referenciar que la finalidad del realismo mágico es ahondar en la esencia del
hombre latinoamericano, en su historia y en sus raíces.
Características
básicas:
Lo irracional
no produce inquietud dentro de la atmósfera ficcionalizada, pero sí,
naturalmente, en el lector.
Hay influencias
de distintas mitologías y relatos tradicionales europeos, africanos e indígenas
(en consonancia con el fuerte mestizaje del continente latinoamericano).
Fuerte
presencia de la oralidad en la narración.
Personajes de
corte psicológico realista.
Sucesos
históricos y culturales (de naturaleza inconcebible) ficcionalizados.
Sondeo de la
cultura latinoamericana.
3) Fusión de Neobarroco
(estilo) con Realismo Mágico (subgénero literario)
En esta elección estilística de combinar magia sobre
lo real y desmesura en la forma, se funden conceptos y pasan al papel rasgos
exclusivos de la naturaleza del continente, de sus plantas, animales,
costumbres, historias y gente, y se forja una
literatura de reivindicación de lo latinoamericano (de sus componentes
indígenas, africanos, blancos, y del mestizaje que surgió de estas etnias) que
va a tener reconocimiento mundial[1]
y que, por lo tanto, será una marca de identidad artística del continente,
capaz de influenciar a posteriores generaciones de artistas, hasta la
actualidad.
Es importante destacar que, con el surgimiento de esta
nueva estética, Latinoamérica hace un movimiento de emancipación cultural porque
ya no le pide a Europa que le dé las directivas de cómo debe ser su arte, y no
sólo no lo hace, sino que genera, por
segunda vez (la primera fue con el Modernismo de Rubén Darío, a fines
del siglo XIX y principios del XX) una estética que influenciará a artistas del
viejo continente.
En Cien años de
soledad pueden leerse reivindicaciones constantes de “la esencia de lo
latinoamericano”, por ejemplo la defensa del matriarcado, en personajes como
Úrsula, Petra Cotes, etc. que es un sistema de organización social propio de
algunas culturas indígenas precolombinas. Otra revalorización es la del
mestizaje étnico y cultural.
Costumbres, medicinas, creencias, supersticiones,
cosmovisiones, etc. que el hombre blanco, conquistador, intentó acallar
aparecen en esta novela con fuerza y vida, revaloradas.
Ejemplos que ilustran el subgénero
“Aureliano, el
primer ser humano que nació en Macondo, iba a cumplir seis años en marzo. Era
silencioso y retraído. Había llorado en el vientre de su madre y nació con los
ojos abiertos.”
“Tantas flores cayeron
del cielo, que las calles amanecieron tapizadas de una colcha compacta, y
tuvieron que despejarlas con palas y rastrillos para que pudiera pasar el
entierro.”
4) Lo arcaico y lo mágico en la novela
Lo arcaico y lo mágico en la
novela son elementos recurrentes, propios, como queda dicho, del realismo
mágico.
Mircea Eliade, en El mito del eterno retorno, ha
investigado sobre la mirada que las culturas arcaicas tienen sobre la idea del
tiempo. Hemos transcripto y adaptado algunos conceptos de este autor para que
puedas tener algunos conceptos sobre el tratamiento que García Márquez da a lo
arcaico y lo mágico
Tiempo: El
hombre arcaico no conoce ningún acto que no haya sido planteado y vivido
anteriormente por otro. Lo que él hace, ya se hizo. Su vida es la
repetición ininterrumpida de hazañas inauguradas por otros.
Pues el cosmos y el hombre
son regenerados sin cesar y por todos los medios, el pasado es consumido, los
males y los pecados eliminados, etc. Diversos en sus fórmulas, todos esos
instrumentos de regeneración tienden hacia la misma meta: anular el tiempo
trascurrido, abolir la historia mediante el regreso continuo del “en aquel
tiempo”, por la repetición del acto cosmogónico. (Cosmogonía: Relato mítico relativo a los
orígenes del mundo)
Cada vez que la vida se
halla amenazada y que les parece que el Cosmos está agotado y vacío, algunas
civilizaciones sienten la necesidad de un retorno “hacia el principio”, esperan
la regeneración de la vida cósmica, no de una “reparación”, sino de una “recreación”
de esa vida.
La vida del hombre arcaico
no registra la irreversibilidad, no tiene en cuenta lo que es precisamente
característico y decisivo en la conciencia del tiempo. El primitivo vive en un
continuo presente.
Muertos: la
creación del mundo se produce, pues, cada año. Esa eterna repetición del acto
cosmogónico, que transforma cada Nuevo Año en inauguración de una Era, permite
el retorno de los muertos a la vida y mantiene la esperanza de los creyentes en
la resurrección de la carne. (…) Los muertos vuelven con sus familias (y a
menudo vuelven como “muertos vivos”) en los alrededores del Año Nuevo, y
denotan la esperanza de que en ese momento mítico en que el mundo es aniquilado
y creado, es posible la abolición del tiempo. Entonces los muertos podrán
volver, pues todas las barreras entre muertos y vivos están rotas y volverán,
puesto que en ese instante paradójico el tiempo estará suspendido y podrán ser
de nuevo contemporáneos de los vivos.
Casa: una
“nueva era” se abre con la construcción de cada casa. Toda construcción es un
“principio absoluto”, es decir, tiende a restaurar el instante inicial, la
plenitud de un presente que no contiene traza alguna de “historia”. (…) Lo que
importa es que el hombre sintió la necesidad de reproducir la cosmogonía en sus
construcciones, que esa reproducción lo hacía contemporáneo del momento mítico
del principio del Mundo. (…) La “nueva era” estaba marcada por una construcción
y se traduce en una “nueva etapa” de quienes van a habitar la casa.
Fertilidad: Se
llevaban a cabo orgías en los pueblos primitivos, de preferencia en los
momentos críticos de la cosecha. Se creía que los excesos sexuales ejercían
influencia mágica sobre la cosecha venidera.
Agua: Los lazos muy
estrechos entre las ideas de la creación por el agua (cosmogonía acuática,
diluvio que regenera periódicamente la vida histórica, lluvia), el nacimiento y
la resurrección, se hallan confirmados por esta sentencia del Talmud: “Dios
tiene tres llaves: la de la lluvia, la del nacimiento, la de la resurrección de
los muertos”.
Lluvia:
el diluvio o la inundación ponen fin a una humanidad agotada y pecadora, y una
nueva humanidad regenerada nace, habitualmente de un “antepasado” mítico,
salvado de la catástrofe.
Tiempo: las cosas
se repiten hasta lo infinito y en realidad nada nuevo ocurre bajo el sol. Pero
esa repetición tiene un sentido: sólo ella confiere una realidad a los
acontecimientos. Además, a causa de la repetición, el tiempo está suspendido, o
por lo menos está atenuado en su aspereza. (…) Para Hegel, la historia es
“libre” y siempre “nueva”, no se repite (…) A esa historia que no se repite,
Hegel opone la “Naturaleza”, en la que las cosas se reproducen hasta el
infinito. Pero hemos visto que, durante un lapso bastante extenso, la humanidad
se opuso por todos los medios a la “historia” ¿Podemos sacar en conclusión que
durante todo ese período la humanidad permaneció en la Naturaleza, sin
apartarse de ella? “Sólo el animal es inocente” escribió Hegel. Los primitivos
no se sentían inocentes, pero intentaban volver a serlo por la confesión
periódica de sus faltas. ¿Es lícito ver, en esa tendencia a la purificación, la
nostalgia del paraíso perdido de la animalidad?
Ahora que leíste estos conceptos
arcaicos acerca de la vida en general, queremos que pongas como mínimo dos
ejemplos de cómo cada uno de estos conceptos aparecen en la novela de García
Márquez.
[1] En la década de los ´60 surgió un fenómeno denominado “Boom”. Consistió
en una gran apertura de marcado para muchos escritores latinoamericanos, cuyas
obras empezaron a venderse en cantidad y a alcanzar un reconocimiento tanto
local como mundial.